Sobre Religión

lunes, 25 de octubre de 2010

SOY “ACCRACAPH”


Soy Cristiano, soy Católico Romano; soy AntiClerical, AntiPapista y detesto cualquier ortodoxia, es decir, soy Heterodoxo (http://www.wordreference.com/es/en/frames.asp?es=heterodoxo)
No quiero hacer en este momento alegato alguno en pro o en contra de creencias y religiones; sencillamente trato de aclarar ciertos aspectos  que me parecen importantes en este asunto.
Cuando digo que soy cristiano y católico romano lo planteo en tanto a que fui educado bajo ese credo y esas tradiciones, en un país en que la mayoría - al igual que yo mismo - ha sido educado en ese credo y que piensa y se refiere - para bien o para mal - en parámetros católico-romanos. Como sea que en España el tema de la diversidad religiosa – más allá del hecho político actual  -  apenas tiene trascendencia ya que  todos – como he dicho más arriba - hemos recibido una formación bajo principios cristianos  (sea en escuelas privadas o hasta en las más progres y ateas)  no es difícil entender que en otros países en que sí  que existe esa diversidad se tenga  en cuenta (por lo menos cuando conoces a alguien) bajo qué creencia religiosa uno ha crecido; independientemente a que luego se matice el apego o desapego que uno tiene con las cosas religiosas. La razón de ese tener en cuenta no es  caprichosa, sencillamente te da una pista importantísima de la educación - como  proceso de socialización y aprendizaje dirigido al desarrollo intelectual y ético – que la persona ha recibido.
La mía fue muy fuerte;  por un lado estudié en escuelas religiosas  (La Salle) en años en que gobernaba el “caudillo de España por la gracia de Dios” y por el otro tuve una madre que era por aquellos tiempos agobiantemente católica, apostólica y romana.  Era, pues, difícil escaparme o vislumbrar más allá; cualquier respuesta a mis preguntas existenciales infantiles siempre eran contestada por alguna voz del mismo coro… sino era por el coro completo!!!
Más tarde, cuando uno empieza a tener uso de razón es cuando cuestiona, reflexiona y medita; pero, no lo olvidemos, sobre la base de lo aprendido y sobre la realidad o las situaciones en las que nos vamos encontrando y nos vemos obligados a responder (o respondernos).
Muchos de los grandes pensadores  e intelectuales que admiramos han producido su obra merced a su deseo de contestar, entender o emanciparse de los principios o conceptos religiosos con los que fueron educados; tanto dentro de sus propias religiones, como fuera de ellas.  Inspiraciones de gran belleza intelectual (científicas, literarias, filosóficas…) que no necesariamente tratan de religión pero se originan en esa educación primera. Larga es la lista de los educados judíos (Freud, Spinoza, Chagall, Woody Allen, Carl Sagan, Kubrick, Oliver Stone… por poner unos pocos), larguísima también de los que lo hicieron en el cristianismo (Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa, Goya, Buñuel, Voltaire, Diderot, Ortega, Pio Baroja… y muchísimos otro salidos sobre todo de escuelas jesuitas), por poner ejemplos de personajes o figuras que nos son conocidos.
He tenido la ocasión en mi vida de conocer a gentes de diferentes procedencias y educaciones;  en mayor o menor medida el aspecto religioso en el que han estado educados marca la  conceptualización del mundo que tienen, por ende puedo percatarme de lo que a mí me ha marcado. No se trata de decir que ésta es mejor que  aquella otra, sino que reconoces una parte importante de la persona con la cual estás tratando, del mismo modo que preguntamos a uno de donde es; si de Sevilla, Madrid o Tortosa. No es que por ser de uno de estos sitios vayamos a saber de forma definitiva como se va a comportar esa persona, sino que esa información nos da un punto de partida referencial importante, aunque sea para luego pensar que no tienen que ver nada con los sevillanos, con lo madrileños o con los tortosinos.
Volviendo al principio de este escrito, creo que no hace falta explicar que sea anticlerical y antipapista, ya sólo el hecho de ser heterodoxo no da cabida ni a las jerarquías, ni a los dogmas, muchísimo menos a los dogmas de fe.  Lógicamente, tengo mis creencias y mis principios personales, que en muchísimas cosas coincidirán con lo que sermonean curas o imanes, pastores o rabinos;  pero también muchas otras que no coinciden.
Como sea que por cualquier cosa nos piden que nos definamos, creo que lo he dejado claro; soy, en este aspecto, ACCRACAPH (por cierto! suena a ÁCRATA… de eso bastante también)

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