Jaurias de perros hambrientos son mis besos,
que apenas los mantengo en su obligado encierro.
Deleite de luna que yo disfruto,
inquietud y celo despierta en ellos.
No entiendo que el mismo claro que a mi tanto hipnotiza,
color que calma el dolor interno,
desate en ellos pasión incierta.
A orilla mansa, borde de tus ojos, descansan mis pupilas;
Intensidad de luz se fija en mi retina:
te retengo.
Agradezco tus miradas regaladas
que se rinden, cuando miran, de tus miedos necesarios.
Puedo dormir tranquilo: te has entregado.
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