Sobre Religión

martes, 2 de noviembre de 2010

Un día que me estremeció la vida (poema libre); él tenía los ojos claros...


Jaurias de perros hambrientos son mis besos,
que apenas los mantengo en su obligado encierro.
Deleite de luna que yo disfruto,
inquietud y celo despierta en ellos.

No entiendo que el mismo claro que a mi tanto hipnotiza,
color que calma el dolor interno,
desate en ellos pasión incierta.

A orilla mansa, borde de tus ojos, descansan mis pupilas;
 Intensidad de luz se fija en mi retina:
 te retengo.

Agradezco tus miradas regaladas
que se rinden, cuando miran, de tus miedos necesarios.
Puedo dormir tranquilo: te has entregado.



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