Sobre Religión

sábado, 6 de noviembre de 2010

CONOCERSE O INTUIRSE?


¿Conozco de mi? cuanto mucho me intuyo en base a mi experiencia. Experiencia que ha podido dar respuestas incorrectas para mi bienestar, que me ha podido hacer más egoísta, temeroso, recluido; menos expansivo. Experiencia que por otro lado ha podido acertar algunas respuestas para seguir apostando por la compasión, la generosidad, la apertura… Si algo sé de cierto es que soy con los otros; por reflejo y reflexión. Pero creo que nunca me conoceré y si algún día lo hago será el fin de mi mismo; o mejor, en las ocasiones en que creí conocerme es que estaba henchido por la vanidad o seco por la amargura. Soy -como todos -  un mundo, un poliedro multiplicante, una sorpresa…; y en esa medida no pierdo el deseo de ser mejor y mejorar; para mi bien y para mejor fortuna. Me diréis que uno se define por sus acciones, comportamiento y pensamiento; por su reacción y su respuesta frente a la vida. Entonces tendría que definirme en cada momento, ya que cada momento es cambiante; son infinitas variables que actúan en cada instante; una noche mal dormida o una noche disfrutada, una crisis global que a todos sobrecoge, un que te quedes sin luz por no poder pagar la factura o que puedas derrochar porque la suerte te ha sido amiga; a todo esto se te cruza una sonrisa, una llamada inesperada o envuelto por pensamientos errantes te recuerdas en la misma calle que estás pisando jugando feliz siendo niño. Un pellizco de nostalgia te sacude, cuando - justo en ese instante - otros niños actuales te envisten alegres, distraídos… quién sabe, quizás sonrías benevolente. O, cambiando la escena, te recuerdas en la misma calle siendo regañado por tu madre por vete a saber qué, quizás dirás a los niños malhumorado que anden con cuidado.. Quién sabe cuál será tu reacción, dependerá, dependerá…
Pero es una pequeña exposición en eventualidades conocidas, en límites comunes; sin embargo, qué conocemos de nosotros cuando el exposición es mayor, cuando ignoramos el límite. Pregúntese usted mismo quién sería viviendo una guerra, quién con la enfermedad y el hambre como compañeras diarias, quién obligado a huir o emigrar, quien cuando la vida de otros (no vida como extensión, sino como contraposición a la muerte) dependiera de sus decisiones… No obtendrá respuesta preguntandose a usted mismo, ni tan siquiera la puede imaginar; pero sí puede -aunque sea de lejitos - intuirse a través del otro; del emigrante que se le cruza y vaga por calles que le son extrañas; de aquel otro que se agarró al primer santo para sentirse protegido (qué le paso?).

 Cuando alguien me suelta convencido eso de “yo me conozco”, me dan ganas de decir: “no, amiguito, no; usted solo conoce las pequeñas cosas que le son comunes; si realmente quiere sorprenderse de si mismo y darse cuenta de que no tiene ni idea de quien es expongase y expándase; entonces hablaremos".


Quizá sea radical; pero es que ya me canso de tantas frasecitas achicletadas y acomodadas tipo “conócete a ti mismo”, “para poder amar hay primero que amarse a uno mismo"

No hay comentarios: